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Testimonios
y diagnósticos de los médicos
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La casa de Marta Godziek
estaba abierta a todos los que deseaban ver a Catalina. A menudo venía por aquí
Bárbara, entonces estudiante de medicina, hoy médico.
Vi a Catalina Szymon por
primera vez en 1982, con un grupo de estudiantes de la pastoral universitaria. Llegamos
aquí porque nos dijeron que era posible ver un fenómeno extraordinario:
estigmas. Era una mujer muy sencilla pero muy inteligente. Con pocas palabras
sabía dar en el quid. Los estigmas que llevaba en las manos eran grandes
heridas de las cuales salía sangre. Las heridas desprendían un aroma especial.
Era aroma de flores. Durante los éxtasis hablaba en nombre de Jesucristo y de
la Santísima Virgen, acentuando la dignidad humana. Por ejemplo: a nosotros,
entonces estudiantes de medicina, nos dirigió de parte de la Santísima Virgen
las siguientes palabras: un niño o un hombre enfermo deberá tratarse, como si
fuese Jesucristo mismo. Fue muy edificante para nosotros. Llegábamos aquí y
cantábamos. Catalina era una mujer alegre y tranquila. Estaba llena de amor a
Dios y al prójimo. Era para nosotros una escuela de vida.
Los
testimonios se pueden ver en la película | ||||||||||||||||||||||||
Catalina Szymon recibió los
estigmas de las cinco llagas de Jesucristo el día 8 de marzo de 1946, el primer
viernes de Cuaresma. Al principio las heridas eran pequeñas y Catalina llegaba
a disimularlas. Con el tiempo aumentaron de tamaño y sangraban cada vez más. Włodzimierz
Wojciechowski, médico:
Conocí a Catalina Szymon en
otoño de 1984. Como médico me permito comentar sus estigmas. Primero tengo que
decir que vi el fenómeno de los estigmas por primera vez en mi vida. Eran
coágulos llanos y redondos por los dos lados de las manos y de los pies, de más
o menos 3 centímetros de diámetro. La piel de alrededor de estos coágulos
estaba surcada de arrugas. Me comentaron que estos estigmas habían sido
examinados de varias maneras. Una de ellas fue intentando quitárselos. Entonces
aparecía la superficie propia a las cicatrices recién formadas. Después fuí
testigo de los derrames sanguíneos. Ocurría así: en el margen de los coágulos
aparecía un ribete de suero y de sangre, saliendo en forma de rayos por debajo
de los mismos coágulos. Todo esto olía a violetas y a rosas.
Si sus heridas hubiesen sido
falsas, es decir hechas con agujas o de cualquier otra manera, por ejemplo con
un cuchillo, habrían permanecido después de su muerte. En este caso, dos horas
después de su fallecimiento, empezaron a curarse hasta el cuarto día después de
su muerte. Parece que los coágulos se evaporaron. La piel se le alisó y en el
momento del entierro sólo quedaban rasgos de los coágulos.
Los
testimonios se pueden ver en la película | |||||||||||||||||||||||||
Catalina Szymon murió el 24
de agosto de 1986. En el momento de su
muerte, los estigmas, que llevó más de 40 años, empezaron a curarse de manera
milagrosa, demostrando así su carácter sobrenatural. | |||||||||||||||||||||||||
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